(VOVWORLD) - Tal como estiman los analistas, la Cumbre del Grupo de los siete países más industrializados del mundo (G7) concluyó en Francia este 26 de agosto sin progresos significativos. Las diferencias entre sus miembros en torno a los temas importantes obstaculizaron la tarea y además, las deliberaciones de la cita demostraron una profunda división interna. Les ofreceremos a continuación el artículo titulado “G7: Lejos de encontrar una voz común”.
Los dirigentes del G7 reunidos en la cumbre en Francia. (Foto: AFP/VNA) |
Aparte de la lucha por la igualdad de género, los debates de la Cumbre del G7 también se centraron en otros temas candentes del mundo, desde los incendios en la Amazonía, la posible recesión económica a causa de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, la cuestión nuclear de Irán y la situación alarmante en el golfo Pérsico, hasta la imposición de aranceles a los importantes grupos de tecnología.
División profunda
El debate de una serie de asuntos vitales en la vida política internacional generó un choque de intereses entre los países miembros del G7 en esta cumbre donde se experimentaron crecientes desacuerdos y divisiones. La breve declaración resumida en una cuartilla de papel demuestra que no se han logrado muchos acuerdos y los sellados solo tocan aspectos generales y no concretos de los temas debatidos.
En realidad, el G7 no llegó a adoptar medidas contra la desigualdad de género, el contenido prioritario del Año de la Presidencia de Francia. París fue incapaz de movilizar la ayuda para los países más pobres del mundo en esta lucha, especialmente en el Sahel africano.
Por otra parte, a pesar de su voluntad de combatir los incendios en la selva amazónica, considerada “el pulmón del planeta”, el grupo tampoco presentó un compromiso sobre una reducción seria de las emisiones de gases de efecto invernadero. Incluso, el presidente estadounidense, Donald Trump, no participó en la sesión relativa al clima.
Mientras, aún con la presencia del canciller iraní, Mohammad Javad Zarif, en la ciudad gala de Biarritz para reunirse con autoridades de Francia y asesores diplomáticos de Alemania y el Reino Unido al margen de la conferencia, el G7 no pudo aplacar la tensión entre Estados Unidos y el país persa al no llegar a ningún consenso sobre un plan de acción común en cuanto al tema nuclear del último. Esto también significa que sigue el estancamiento en la solución de las diferencias entre la nación norteamericana y la Unión Europea (UE) al respecto.
En tanto, la economía y el comercio, los campos en que era fácil alcanzar la unanimidad entre los países del bloque, ahora generan graves diferendos. En el marco de la reunión en Francia, el mandatario estadounidense, Donald Trump, se enfrentó a presiones de otros líderes en relación con la guerra comercial entre su país y China. Mientras que los demás Estados miembros del G7 propusieron reducir las tensiones entre las dos partes, Washington insinuó que lo único que lamentó el inquilino de la Casa Blanca fue no aplicar tarifas más altas a las importaciones chinas.
A esto se añade la disposición de Trump de invitar al presidente ruso, Vladimir Putin, a la próxima conferencia cimera del G7 en 2020 de la que será anfitrión Estados Unidos. Este es un tema sensible para los países pertenecientes a la UE, los cuales argumentaron que el restablecimiento del G8 con Rusia como miembro oficial depende del progreso de la solución de la crisis en las regiones orientales de Ucrania.
Los desacuerdos entre Estados Unidos y sus aliados europeos se pusieron de manifiesto cuando Trump demostró su apoyo al primer ministro británico, Boris Johnson, quien mantiene una actitud recia hacia la UE en relación con el acuerdo de la salida de su país del bloque continental (Brexit), al prometer firmar con el Reino Unido un “tremendo” acuerdo comercial.
Escasos resultados positivos
Los diferendos ensombrecieron la Cumbre del G7 en Francia, pero aún en este contexto se vislumbran esperanzas. Los líderes del grupo aprobaron una ayuda de urgencia de 20 millones de dólares para contribuir a extinguir los incendios en el Amazonas, así como la financiación para la reforestación por parte de la ONU.
Con respecto a la situación en Ucrania, el bloque manifestó su respaldo a Francia y Alemania para la pronta organización de una cumbre del Cuarteto de Normandía.
También apoya un comercio global abierto y equitativo y la estabilidad de la economía mundial.
Por otra parte, los diálogos bilaterales permitieron atenuar las tensiones en el seno del G7, lo que se refleja en el alcance de un convenio entre Francia y Estados Unidos sobre la imposición de aranceles en importantes grupos de tecnología, y el entendimiento en principio entre el país norteamericano y Japón acerca de las esencias de un acuerdo comercial bilateral.
Fundado en 1975 por países capitalistas de Occidente para contrarrestar una crisis energética de aquel tiempo, el G7 es considerado un modelo de la prosperidad y la gestión moderna. Sin embargo, en la actualidad el mecanismo ya no mantiene su influencia ni representa de la mejor manera los valores que enarbolaron. Los modestos resultados en Biarritz demuestran una vez más la difícil búsqueda por parte de los miembros de este bloque de una voz común para la solución de los actuales problemas globales.