(VOVWORLD) - En los últimos días el mundo ha vivido nuevos enfrentamientos bélicos entre el ejército de Turquía y las fuerzas kurdas en el noreste de Siria, después de la retirada de las tropas estadounidenses de ese territorio. Aunque la operación militar de Ankara se denomina “Primavera de la Paz” y sus dirigentes se comprometieron a no avanzar más de 30 kilómetros en dicha región, estos agravarían las tensiones en Oriente Medio, lo que podría convertir los conflictos en una guerra integral.
El tema de los kurdos en la zona norteña de Siria, especialmente las Unidades de Protección Popular (YPG), forma parte de las diferencias principales entre Estados Unidos y Turquía. Ese aliado de Washington es la oposición de Ankara, la cual apoya el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), considerado ilegal por el Gobierno turco. En este sentido, lograr el control de los YPG es su meta para romper el espíritu de los kurdos en Turquía, Siria, Iraq e Irán, quienes insisten en luchar por recuperar un Estado independiente que había existido en la historia.
Preocupaciones
Vehículo militar de Turquía en Siria (Foto: VNA) |
La ofensiva turca contra las fuerzas kurdas en el noreste de Siria no es una sorpresa, pues lo hicieron dos veces. La retirada de las tropas estadounidenses es una oportunidad para llevar a cabo la tercera.
En esta campaña, busca establecer una zona de seguridad de 32 kilómetros de ancho y 480 de largo en el territorio sirio. Ankara aprovechará ese corredor seguro para repoblar a un millón de los 3 millones 600 mil migrantes de Siria refugiados en el país.
Analistas opinaron que la operación “Primavera de la Paz” es un plan ambicioso del Gobierno del presidente Recep Tayyip Erdoğan en la nación vecina, para llenar el hueco dejado por Estados Unidos y ejercer mayor influencia en la zona.
Sin embargo, la ofensiva causará consecuencias. El periódico Deutsche Welle evaluó que la acción de Ankara provocará pérdidas humanas y la inestabilidad en Oriente Medio en los próximos años.
Mientras, los kurdos en Siria la consideran como una purga étnica para reorganizar a la población a lo largo de la frontera. Se estima que hay mil 800 millones de habitantes kurdos en Siria, la mitad de ellos residentes en la zona de seguridad propuesta por Ankara.
Entretanto, unos 11 mil miembros del Estado Islámico detenidos en los centros penitenciarios podrían escapar si se desata el caos, lo que conduciría al resurgimiento del yihadismo. Además, las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), incluidas las YPG siguen luchando contra los combatientes del Estado Islámico desde la recuperación exitosa de sus últimos territorios a principios de 2019. Líderes de Kurdistán y Siria advirtieron en repetidas ocasiones que las SDF no detendrán más a prisioneros yihadistas si la situación se desestabiliza debido a la invasión de Turquía.
En cuanto al sector civil, la operación militar de Ankara presionará a cientos de miles de pobladores a refugiarse en las áreas controladas por las SDF en el sur y la zona de asentamientos kurdos en Iraq. También agravará el conflicto sectario en los próximos años, lo que alargará los enfrentamientos entre Turquía y las fuerzas kurdas.
Conflictos sin fin
La operación “Primavera de la Paz” preocupa a la comunidad internacional. La ONU y otros numerosos países la rechazan categóricamente. Por un lado, el Gobierno turco impulsa su ofensiva, y por el otro, tranquiliza a la opinión pública prometiendo que el ejército no avanzará más de 30 kilómetros en el noreste de Siria y que no intenta invadir el país vecino. También advirtió que permitirá a millones de migrantes ir hacia Europa si se continúa considerando la campaña de Ankara como una invasión a Siria. Argumentó que los ataques del ejército tienen como finalidad proteger a los sirios frente a los terroristas kurdos.
En el actual escenario, dicha ofensiva militar perdurará hasta aniquilar a las YPG, incluida por Ankara en la lista de las organizaciones terroristas. Sin embargo, no se sabe si la operación “Primavera de la Paz” es tan significativa como su denominación en un contexto en que sigue provocando consecuencias en perjuicio de la seguridad regional, además de las críticas de la comunidad internacional. Al cierre de una reunión a puerta cerrada del Consejo de Seguridad de la ONU efectuada el 10 de octubre, Francia, Alemania, Reino Unido, Bélgica y Polonia exhortaron a Turquía a poner fin a sus actividades militares contra los kurdos en Siria.