(VOVWORLD) - En la comunidad étnica Jrai, son las mujeres quienes asumen la tarea de moler el arroz, y solo procesan la cantidad necesaria para cocinar durante ese día o los siguientes. Aunque hoy en día existen molinos modernos, muchas familias Jrai aún prefieren utilizar métodos tradicionales, como el mortero de madera con su respectiva mano de mortero. Profundizamos en esta práctica con los testimonios de varias mujeres de la comunidad.
Los Jrai creen que Yang, un dios supremo invisible que está presente en todas partes, le dio arroz a la gente. Cuando los Jrai cosechan este cereal, no lo trillan ni lo secan, sino que lo desmochan a mano. Porque creen que la cosecha y la trilla podrían dañar el arroz y, por lo tanto, perjudicar a Yang.
H’Uyen Nie, vicepresidenta de la Asociación de Mujeres de la comuna de Ia Mo Nong en el distrito de Chu Pa, provincia de Gia Lai, explicó: “Según la tradición Jrai, las mujeres deben saber moler arroz, recolectar leña y agua, y tejer telas. Solo si dominan estas habilidades pueden casarse. Mientras tanto, los hombres se encargan de otros trabajos más pesados”.
Mujeres Jrai machacan el arroz. |
Para obtener granos de arroz, en lugar de utilizar muchas herramientas como los Kinh - el grupo étnico al que pertenece la mayoría de los vietnamitas, los Jrai sólo necesitan mortero, pistilo y tamices de bambú. Cuando una joven se casa y tiene su propia casa, trae un juego de morteros como dote.
Ro Cham H’Xuyet, una miembro de Jrai, dijo: “Machacar arroz es una labor ancestral que requiere destreza manual. El tamaño del mortero varía según cada familia”.
Un mortero se elabora a partir de un tronco de madera grande y ahuecado profundamente. La mano de mortero es un palo recto cuya parte central tiene aproximadamente el grosor de dos puños cerrados. Para trabajar con mayor rapidez, dos personas machacan de forma rítmica al mismo tiempo.
Mujeres Jrai aventan el arroz. |
Siu Thoi, de la comuna de Ia Mo Nong, dijo: “El mortero debe ser de madera dura y resistente, al igual que la mano de mortero. Tardamos unas dos horas en machacar diez kilos de arroz. Los hombres también saben hacerlo, pero no son tan hábiles para tamizar, porque les falta la destreza que tienen las mujeres”.
Ro Cham Ha, en la comuna de Ia Mo Nong, distrito de Chu Pah, provincia de Gia Lai, comentó: “El primer paso es machacar el arroz para quitar la cáscara; el segundo, tamizar para separar la cáscara; y el tercero, volver a machacar para obtener el grano listo para cocinar. Por lo general, trabajan dos personas a la vez para agilizar el proceso. Cada una usa una mano de mortero acorde con su fuerza: los ancianos emplean herramientas más ligeras y los jóvenes, más grandes. Normalmente se trabaja con unos tres o cuatro kilos de arroz por tanda”.
Tras el machacado, las hábiles manos de las mujeres Jrai continúan el proceso aventando el arroz con tamices de bambú.
Ro Cham H’Xuyen en la comuna de Ia Mo Nong dijo: “Las mujeres Jrai deben levantarse a las cuatro de la madrugada para poder moler y tamizar el arroz dos veces, y así obtener la cantidad necesaria para cocinar”.
Hoy en día, las máquinas pueden sustituir el trabajo manual. Sin embargo, el sonido del arroz al ser machacado, acompañado por el retumbar de los gongs, sigue resonando en las aldeas de Tay Nguyen (Tierras Altas Central), especialmente durante los festivales o al recibir a los visitantes. Estos sonidos tradicionales se han convertido en un rasgo distintivo del espacio cultural de los pueblos étnicos de esta región también denominada Meseta Occidental de Vietnam.