(VOVworld) - El sol sofocante y el calor insoportable de este mes de mayo no impide la afluencia turística al santuario de My Son, en la provincia central de Quang Nam. Pese a ser un vestigio religioso en ruina, compuesto por torres y tumbas, destruidas en su mayoría, atrae mucho a los turistas, tanto nacionales como internacionales. En este espacio, les presentaremos este complejo de reliquias arquitectónicas y culturales, reconocido en 1999 por la UNESCO como patrimonio de la Humanidad.
My Son está situado en un pequeño valle en la comuna de Duy Phu, distrito de Duy Xuyen, a unos 70 kilómetros de Da Nang. Desde esta ciudad, pueden acceder al sitio tras más de una hora en coche o moto. El servicio de ómnibus también hace un trayectoria directa hacia My Son.
My Son es apreciado por sus valores arqueológicos,
arquitectónicos y culturales
Se trata del mayor santuario del reino de Champa, donde se encuentran huellas de más de 70 obras de piedra y ladrillo, edificadas entre los siglos VII y XIII. En este reino, el objeto del culto era el linga, símbolo fálico de Shiva, considerado Dios protector del pueblo Cham. El genio venerado aquí era Bhadresvara, el rey fundador de la región de Amaravati en la segunda mitad del siglo IV. La obra principal es una torre erigida para la divinidad del rey, la cual está rodeada por las más pequeñas. Las torres en forma de pirámide simbolizan la montaña de Meru, lugar mítico de residencia de los genios hindúes. Los templos y torres de My Son reflejan las particularidades de la arquitectura de los Cham, con sus originales materiales de construcción y relieves trabajados con mucha delicadeza. Por primera vez, el señor Dinh y su familia se encuentran en My Son. “Había oido hablar muchos de este sitio conocido mundialmente y quería verlo con mis propios ojos. Este santuario es realmente fantástico. Es una manera de comprender más de la cultura de los étnicos Cham.”
My Son fue descubierto por un explorador francés, Camille París, después seis siglos en abandono. Gracias a los estudios arqueológicos realizados por Henri Parmentier, los secretos del santuario de My Son fueron desvelados poco a poco. Actualmente, en My Son quedan unas 30 torres de ladrillos, ubicadas en fecha entre los siglos IV y XIII según las investigaciones, aunque la mayoría de ellas sufre un grave deterioro. Sin embargo, este santuario es considerado como un museo a cielo abierto de inestimable valor donde se puede descubrir la cultura del antiguo reino de Champa. Las obras arquitectónicas y escultóricas que quedan son un espejo del espíritu del pueblo Cham, que nos permite hoy comprender sus concepciones del universo, de la vida y de la muerte... Sin duda My Son es uno de los santuarios religiosos más importantes del hinduismo en la región del sudeste asiático y el arte de construcción de los Cham le da una belleza misteriosa y sin par. Además de la erosión natural del tiempo, este complejo de vestigios sufrió graves destrucciones a causa de la guerra y de las calamidades. A pesar de eso, atrae una gran afluencia turística de todas las partes del mundo. Un visitante español expresó sus impresiones diciendo: “He estado en Hanoi, Ha Long, Hue, Hoi An, Da Nang y ahora en My Son. Es muy distinto. Una pena que esté tan destruido. El resto muy diferente. Cosas muy bonitas, cosas muy diferentes. Y la gente muy amable.”
Pese a ser un vestigio en ruina, es destino favorito de muchos turistas
Ante el templo A1, que era el más hermoso de este complejo relogioso, Huynh Tan Lap, vicepresidente de la Comisión administrativa del santuario de My Son dijo: “Este era uno de las obras más bellas de My Son, pues fue creada en pleino auge del arte arquitectónico y escultórico de los Cham. Pero este templo fue devastado especialmente durante la guerra que hasta ahora sólo quedan sus cimientos. En 1980, un arquitecto polaco nos ayudó a reunir los remanentes de esta construcción para exponerlos en su recinto. Este sitio atrae a muchos turistas y aficionados a la arqueología.”
También según Van Lap, como la gran parte de los templos y torres de My Son están en ruina, la preservación de este sitio exige un trabajo permanente. “Nuestra tarea constante consiste en proteger estas reliquias de la agresión de la flora. El clima en esta localidad es muy duro. Y la erosión de las crecidas representa también una amenaza para el complejo. Pese a su situación, el número de turistas nacionales e internacionales sigue aumentado año tras año. De unas decenas de miles de personas que acudieron a My Son en 1999, este vestigio recibió en 2011 a más de 200 mil visitantes.”
My Son se ha convertido en un destino ineludible en el Centro de Vietnam. Recibe diariamente de 500 a 700 visitantes. En los fines de semana y días feriados, esta cifra aumenta a mil 500. My Son figura hoy en día en el mapa mundial del turismo como un sitio arqueológico atractivo y merece estar presente en la lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad./.