(VOVWORLD) - La
reciente agitación provocada en los mercados comerciales y financieros
internacionales por las políticas arancelarias de Estados Unidos ha
reavivado los cuestionamientos sobre el papel de la Organización Mundial
del Comercio (OMC), justo cuando esta institución cumple su 30.º
aniversario (1995-2025).
La sede de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Ginebra, Suiza. (Foto: Getty Images/VNA) |
El pasado 9 de abril, en la apertura de la sesión de dos días del Consejo de Comercio de Mercancías (CTG) de la OMC en Ginebra, Suiza, representantes de delegaciones de China, la Unión Europea (UE), Suiza, Canadá y Brasil, entre otros, hicieron un llamado conjunto para reforzar el papel de la organización en un contexto en el que los mecanismos de comercio multilateral enfrentan serias amenazas.
Una crisis que pone a prueba a la OMC
Este llamado se produce en un momento en que economistas advierten que el comercio global atraviesa una de sus peores crisis en décadas. El detonante fue la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump de imponer los llamados “aranceles recíprocos” a más de 180 socios comerciales.
Esta medida, anunciada el 2 de abril, desató una semana de caos en los mercados financieros globales y acercó al mundo a una guerra comercial de gran escala, al tiempo que China, la UE y Canadá respondieron con contramedidas similares.
Aunque Trump anunció el 10 de abril una suspensión temporal de 90 días en la aplicación de los nuevos aranceles para abrir un espacio de negociación, el riesgo de un conflicto comercial sigue siendo elevado.
Estados Unidos y China, las dos principales economías mundiales, continúan escalando sus tensiones mediante la imposición de aranceles de represalia, lo que ha paralizado de facto su intercambio comercial.
La creciente incertidumbre registrada en los últimos días ha puesto en entredicho la capacidad de la OMC para coordinar las normas del comercio internacional y responder de manera eficaz a los desafíos cada vez más complejos del entorno global actual.
El expresidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, subrayó que escenarios como el actual refuerzan la necesidad de preservar y fortalecer el papel de la institución: “Hoy no necesitamos guerras comerciales. Necesitamos que las grandes potencias trabajen juntas, no solo para fomentar un comercio abierto, sino también para promover la prosperidad global. La OMC fue creada precisamente para apoyar una economía abierta, predecible y basada en reglas”.
Oportunidades en medio de los desafíos
La directora general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, afirmó que las actuales tensiones comerciales ponen de relieve el valor fundamental de la organización como un pilar del diálogo y la cooperación internacional, basado en reglas justas, transparentes y predecibles.
En un contexto de creciente incertidumbre, subrayó que muchos países miembros siguen viendo en la OMC un foro indispensable para resolver disputas y preservar un sistema comercial multilateral más efectivo.
No obstante, Okonjo-Iweala reconoció que Estados Unidos, junto con otras economías, mantiene preocupaciones legítimas sobre el funcionamiento del organismo. Por ello, instó a los miembros a impulsar una reforma profunda de la OMC, que la convierta en una institución más eficiente, capaz de responder con agilidad a los desafíos del comercio global.
“Quizás podamos transformar las preocupaciones actuales en una oportunidad para mejorar el sistema. Esta es una ocasión excepcional para que los miembros de la OMC colaboren en la protección del 74 % del comercio mundial de bienes que aún opera bajo la cláusula de la nación más favorecida (NMF)”, estimó la funcionaria.
Coincidiendo con este enfoque proactivo, el embajador de Arabia Saudita ante la OMC, Saqer Abdullah Almogbel, quien actualmente preside el Consejo General del organismo, aseguró que la OMC y sus Estados miembros están manteniendo discusiones serias sobre la pronta construcción de nuevos mecanismos que permitan transformar a la OMC en una organización con mayor autoridad efectiva para promover el libre comercio global basado en normas.
“Estamos llevando a cabo consultas inmediatas esta semana con las delegaciones interesadas para ayudar a los países miembros a identificar la mejor manera de enfrentar los desarrollos recientes. Nos encontramos en un momento decisivo, cuando los países deben elegir entre abandonar los beneficios que la OMC ha aportado a la prosperidad global, o seguir construyendo sobre el legado de tres décadas de comercio internacional regulado, con el fin de lograr un mundo mejor”, expresó Almogbel.
De acuerdo con datos divulgados por la OMC esta semana, antes de la escalada en las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China la organización supervisaba aproximadamente el 80 % del comercio mundial. Actualmente, esa cifra ha caído al 75 %, una disminución que alerta sobre la urgencia de actuar con rapidez.
En el peor de los escenarios, si el comercio global se fragmenta en bloques económicos rivales, el PIB real de la economía mundial podría contraerse hasta en un 7 % a largo plazo.