Se agudiza la crisis política en Tailandia

(VOVworld) – Tal como la advertencia de analistas sobre cualquier eventualidad  que obligara a la primera ministra Yingluck Shinawatra a dimitir, traería como consecuencia la escalada de tensiones y la inestabilidad política en Tailandia, ha sido comprobada por la realidad experimentada en los últimos días en ese país. La explosión de la violencia está estremeciendo la arena política de Tailandia, y amenaza con destruir las elecciones generales previstas para el próximo 20 de julio. 

Aumento de enfrentamientos

En una acción considerada como leña echada al fuego, ayer, el Tribunal Constitucional de Tailandia ratificó la ordenanza de detener a otros 30 dirigentes del Comité Popular Democrático para la Reforma, acusados de incitar las revueltas. Inmediatamente, el líder de esta entidad opositora, Suthep Thaugsuban, declaró que si el Senado no designa un gobierno interino en sustitución de la actual administración, las fuerzas antigubernamentales se levantarán para conquistar el poder y fundarán con Consejo Popular para gobernar el país.

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Manifestantes se enfrentan a las fuerzas policiales ante una base aérea en Bangkok

Con anterioridad, centenares de manifestantes asediaron una base aérea donde el primer ministro interino Niwatthamrong Boonsongphaisan se reunió con su equipo, obligándole  a abandonar dicha reunión. Una confrontación con fusiles y granadas entre seguidores del gobierno y manifestantes antigubernamentales dejó un saldo de 3 muertos y 22 heridos. Ante esta situación, el secretario general del Comité Electoral de Tailandia, Puchong Nutrawong propuso suspender los sufragios del 20 de julio.

Discrepancias y división

Mientras que el gobierno interino declaró que la celebración de las elecciones generales es la mejor medida para resolver la crisis y evitar una posible guerra interna, el opositor Comité Popular Democrático para la Reforma, liderado por el ex vice primer ministro Suthep Thaugsuban, persistió en su reclamación de destituir el gobierno en ejercicio, alegando que la administración del Partido Puea Thai ya perdió su legitimidad, además de pedir la designación de un primer ministro sin recurrir a las elecciones. Este es el quid principal de los desacuerdos internos que causan la situación caótica en Tailandia en los últimos meses.

Las fuerzas antigubernamentales celebraron la destitución de la primera ministra Yingluck Shinawatra por el Tribunal Constitucional, considerándola como la primera victoria en su plan de eliminar el llamado “régimen de Thaksin”, el influyente político y hermano de Yingluck. No obstante, no les parece suficiente, ya que hasta el momento el Partido Puea Thai de Yingluck sigue gobernando en el gobierno interino y continúa preparando las elecciones generales para el próximo 20 de julio.

Mientras tanto, los simpatizantes del gobierno acusaron  a las fuerzas de Suthep Thaugsuban y algunos partidos políticos y organizaciones independientes de instigar la eliminación de la democracia y obstruir los sufragios generales. Denunciaron las maniobras que han realizado las fuerzas opositoras desde varios años para disolver los anteriores partidos Thai Rak Thai (que significa “Los tailandeses aman lo tailandés”) y Palang Prachachon (o “Poder del Pueblo”), y ahora, el Puea Thai, con  los primeros ministros de estos tres partidos como blancos principales de sus ataques, en busca de impedir las planeadas elecciones y formar un gobierno sin recurrir a los comicios.

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Los partidarios del Movimiento Camisa Roja expresan su apoyo
a la primera ministra Yingluck Shinawatra


Las acusaciones de Puea Thai reciben el apoyo del Frente Unido por la Democracia contra la Dictadura (UDD), o movimiento de la Camisa Roja, un aliado tradicional en los últimos 10 años del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, en exilio en el extranjero. Después de la destitución de Yingluck, estas fuerzas declararon abiertamente que no respetarán el fallo de la corte, y llegan a tropel a Bangkok para expresar su protesta. Lo más preocupante es que algunas agrupaciones sociales en el Noreste, zona considerada como la base de los partidarios de Camisa Roja, también manifiestan su dura posición y amenazan con invadir la capital para realizar su “última batalla”.

Nuevo episodio, viejo guión

En el actual contexto, es difícil que las elecciones generales se celebren el 20 de julio como lo previsto o en otra fecha, frente a la determinación de las fuerzas antigubernamentales de obstruir cualquier sufragio. Una vez se presenció esto el 2 de febrero pasado en Tailandia, cuando los manifestantes bloquearon varias circunscripciones electorales y obstaculizaron la inscripción de los candidatos, obligando al cierre de muchos colegios electorales.

Los sucesos actuales vaticinan la continuidad de la situación política complicada e imprevisible de Tailandia en los próximos tiempos, incluso una explosión de conflictos si las partes no se contienen. Cualquier enfrentamiento entre las fuerzas pro y anti gobierno puede traducirse en conflictos sangrientos, y en este momento no se vislumbra ninguna medida capaz de neutralizar las tensiones en ese país. Se preocupa por la declaración del jefe del Mando de la Infantería de Tailandia de que si prosigue la violencia, el ejército podrá usar la fuerza para restablecer la seguridad y el orden. Entonces, a Tailandia le espera un futuro de incertidumbre e inestabilidad con graves impactos impredecibles a su desarrollo socioeconómico.      

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