El ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares. (Foto: AP)

El mismo día, el canciller danés, Jeppe Kofod, hizo pública la decisión de expulsar a 15 diplomáticos rusos, a los que se acusa de actuar como espías en el territorio. Además, reiteró el claro mensaje de Dinamarca de que todas las actividades de inteligencia en este país son inaceptables.

Mientras tanto, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Portugal anunció la expulsión de 10 empleados de la Embajada de Rusia en Lisboa. El gobierno luso les considera personas no gratas y les dio dos semanas para abandonar el país.

Rumania, por su parte, decidió expulsar a 10 diplomáticos rusos acusándolos de comportarse inapropiadamente, según las normas internacionales. Otros países europeos como Eslovenia, Italia y Suiza también tomarán las mismas medidas como una forma de castigar a Rusia.

Mientras tanto, Latvia y Estonia cerraron sus consulados rusos y pidieron que los diplomáticos de Moscú abandonen estos países.

El portavoz del Kremlin criticó este accionar de los países occidentales, afirmando que sólo dificulta la búsqueda de una resolución común para resolver el conflicto actual, y que resultará en medidas de represalia por parte de Moscú.