El culto a la Diosa Madre: patrimonio cultural practicado en todo Vietnam

(VOVWORLD) - El culto a las Diosas Madres de los Tres Reinos es el onceno Patrimonio cultural inmaterial de Vietnam declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en 2016. Se trata de la de mayor cobertura entre las herencias vietnamitas reconocidas mundialmente, puesto que abarca 21 provincias y ciudades desde el norte hasta el sur.

Para entender esta práctica, debemos saber en primer lugar que el culto a las Diosas Madres es una mezcla entre religiones nativas y algunas importadas, tales como el taoísmo y el budismo. Tiene orígenes no solo de la mayoritaria etnia Kinh, sino también de minorías como Muong, Tay, Nung y Dao. Esto demuestra un intercambio cultural y las relaciones inalienables entre las comunidades étnicas de la nación.

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El culto a las Diosas Madres de los Tres Reinos es una práctica religiosa de gran influencia en Vietnam.

En realidad, es una forma de adoración a la Madre que se encarna en tres lugares: los cielos, los ríos y los bosques, sobre la base del culto a las divinidades femeninas. La gente venera a la Madre Lieu Hanh y a las deidades que gobiernan el cielo, los bosques y los ríos, así como a figuras históricas o legendarias que tienen grandes méritos para con el país y el pueblo.

Según textos antiguos y leyendas, la Madre Lieu Hanh es una ninfa que descendió a la tierra, se convirtió en una más entre los mortales y luego, en creyente budista. Desde el siglo XVI, la devoción a esta diosa se ha convertido en una actividad cultural y religiosa que tiene una influencia amplia y profunda en la vida social y la conciencia de las personas que la practican, ya que satisface sus necesidades y aspiraciones.

El profesor y doctor Tran Lam Bien, especialista en patrimonio cultural, destacó: “La adoración  a las Diosas Madres está acorde con el discurrir de los tiempos en Vietnam, desde los tiempos primitivos hasta ahora. Tiene un gran poder sobre sus habitantes, quienes conceden mucha importancia a la vida espiritual. En  tiempos primitivos, cuando vivían en la selva, naturalmente homenajeaban a la deidad del bosque y luego de establecerse en las llanuras fue formándose un nuevo sistema de credo y religión basado en el culto a las Diosas Madres”.

El culto a la Diosa Madre: patrimonio cultural practicado en todo Vietnam - ảnh 2 Muchos ciudadanos acuden a la procesión de la Diosa Madre del Bosque en el marco de la fiesta del Templo de Dong Cuong, en la provincia de Yen Bai.

Hoy en día, en varias regiones y localidades de Vietnam se practica este culto. En particular, se considera que la norteña provincia de Nam Dinh es una de las zonas con los típicos centros de adoración a la Madre Lieu Hanh. Podemos mencionar los templos Phu Day, Phu Nap y cerca de 400 santuarios muy vinculados con la leyenda de la llegada de esa divinidad al mundo terrenal.

El culto a las Diosas Madres de los Tres Reinos refleja el patriotismo del pueblo vietnamita y su tradicional gratitud hacia los antepasados con méritos de construir y proteger al país. De hecho, esto se manifiesta claramente en el sistema de deidades (unas 70) veneradas en los templos en honor a la Madre Lieu Hanh, muchas de ellas son figuras históricas divinizadas como Tran Hung Dao, Pham Ngu Lao y Nguyen Xi, entre otras. En sus días eran personas talentosas y virtuosas, con grandes contribuciones a la construcción nacional y la protección a la población, y tras su fallecimiento devinieron gran apoyo espiritual, símbolos del origen de la nación y ejemplos a seguir para las generaciones posteriores en cuanto al amor a la patria, la valentía y el sacrificio para defender la nación y en bien del pueblo.

Le Xuan Nam, exdirector del Servicio de Cultura, Deporte y Turismo de la provincia de Nam Dinh, explicó: “El culto a las Diosas Madres de los Tres Reinos nació de los credos de los vietnamitas hace seis o siete mil años vinculados a divinidades femeninas de la naturaleza. Esta práctica es una combinación de rituales y costumbres arraigados, tales como la adoración a la Diosa Madre, el Dios Padre, el Emperador de Jade, los progenitores, los antepasados, los santos, los genios tutores y los héroes. Especialmente relacionadas con la resistencia por la independencia nacional”.

De este modo, al realizarse esta práctica acompañada de sesiones “hau dong” (dirigidas por médiums) o fiestas tradicionales, refleja las aspiraciones de la gente y le enseña a vivir bajo los principios básicos del comportamiento humano como el respeto, la bondad, la clemencia y el altruismo. Es más, con la veneración a la sagrada Madre Suprema contribuye a enaltecer el valor y el papel de la mujer tanto en la familia como en la sociedad. Asimismo, al combinarse con elementos folclóricos, música, trajes y bailes, enriquece la identidad nacional. 

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