(VOVWORLD) - La casa comunal es uno de los elementos más característicos de la sociedad matriarcal del pueblo Ede, en la provincia de Dak Lak, en la región de Tay Nguyen (Altiplanicie Central). Este tipo de vivienda no solo acoge la vida cotidiana de las familias, sino que también salvaguarda los sonidos del gong, las canciones tradicionales, las epopeyas y el acervo cultural de esta comunidad.
La casa comunal no es solo un espacio habitable, sino también un lugar donde se celebran rituales y actividades culturales del pueblo Ede. (Foto: H Xiu/VOV) |
La familia de Y Yen, en la aldea de Cuor Kap (circunscripción de Tan Lap), acaba de estrenar su nueva casa comunal tradicional. Para celebrar la mudanza ofrecieron un cerdo y cinco tinajas de vino. El chamán Ae Ti detalló el sentido de la ceremonia: “Al construir una casa comunal, los Ede deben agradecer a los dioses, preparar un festín e invitar a los vecinos. Los antepasados creían que así se recibían bendiciones, salud y prosperidad”.
El propietario, Y Yen Mlo, explicó que su familia ya disponía de una vivienda sólida, pero aun así decidió levantar una casa comunal con techo de chapa ondulada y estructura de madera. Para él, esta construcción expresa un compromiso con la herencia cultural y con su transmisión a los jóvenes:
“Nunca renunciaremos a nuestra casa comunal ni a nuestras costumbres. Mi padre y mi abuela siempre insistieron en que debíamos preservar nuestras tradiciones. Por eso trabajé tres años para construir esta casa”.
La vida ritual del pueblo Ede, desde la oración por la salud hasta la veneración del arroz nuevo, adquiere sentido pleno en la casa comunal. Allí, anfitriones e invitados comparten jarras de vino y escuchan los gongs. Para Y Ring Adrong, de la aldea Tring 1, en Buon Ho, ese sonido confiere solemnidad incluso a los rituales más modestos.
“Recuerdo los festivales de mi infancia. Entonces solo ofrecíamos un gallo, pero siempre tocábamos el gong. No hace falta una gran ofrenda para hacerlo sonar”.
En el pasado, varias generaciones convivían en una misma casa comunal. Su construcción requería la implicación de familiares y vecinos. H Ngui Kbuor, de la aldea de Cuor Kap, subraya ese espíritu colectivo: “Según la tradición Ede, construir una casa está ligado a la aldea. Los vecinos se ayudan, todos cocinan juntos y eso fortalece los lazos comunitarios”.
El sonido de los gongs resuena en el espacio de la casa comunal. (Foto: H Xiu/VOV) |
En Dak Lak hay actualmente unas 5.600 casas comunales. Muchas aldeas han vinculado su conservación al turismo comunitario, convirtiéndolas en espacios para actividades culturales y en una ventana abierta a la cultura Ede para los visitantes nacionales y extranjeros.
H Nger Mlo, de la aldea Tring 1, contó que su familia ha renovado su casa comunal para recibir turistas: “Reformamos la casa comunal para que fuera cálida en invierno, fresca en verano, más amplia y agradable. Tenemos otra vivienda sólida, pero por la noche seguimos durmiendo aquí porque queremos preservar su ambiente acogedor”.
En las casas comunales Ede actuales, cada toque de gong, cada canción y cada baile evocan los orígenes del pueblo y reavivan en los más jóvenes el deseo de mantener vivo su espíritu. Preservar estas viviendas significa proteger no solo una obra arquitectónica, sino también la identidad y el alma sonora de cada aldea.