El humanismo en la ceremonia de padres e hijos del pueblo Ede

(VOVWORLD) - La ceremonia de vinculación padres-hijos del pueblo Ede, en la Altiplanicie Central o Tay Nguyen de Vietnam, es una expresión cultural única que refleja el espíritu de solidaridad comunitaria. Se trata de una tradición profundamente valorada, preservada y transmitida de generación en generación por esta etnia minoritaria.

Entre los Ede, los lazos familiares no se basan únicamente en el parentesco consanguíneo, sino también en vínculos que unen a personas del mismo clan, de la misma etnia o, en ocasiones, de diferentes grupos. La ceremonia de vinculación se establece normalmente en relaciones de padres e hijos, hermanos o hermanas. A partir de ese momento, la persona vinculada pasa a ser miembro de pleno derecho de la familia y del linaje que la acoge, con determinados derechos espirituales y materiales, y al mismo tiempo con nuevas obligaciones hacia sus padres o hermanos adoptivos.

El humanismo en la ceremonia de padres e hijos del pueblo Ede - ảnh 1Los artesanos de la etnia Ede recrean la ceremonia de vinculación padres-hijos en el marco del Festival de Cultura del Gongs de Dak Lak 2022. (Foto: H’Thi/VOV)

Con experiencia como maestro de ceremonias en rituales de vinculación madre-hijo, Ae Sen, vecino de la aldea de Tong Ju (Dak Lak), destacó el sentido humanista de esta práctica, que une a dos personas desconocidas como madre e hijo de una misma familia. Por ello, explicó que la preparación y el desarrollo del ritual deben realizarse con solemnidad y respeto.

En este sentido, Ae Sen señaló: “Además de la presencia de las familias, es indispensable contar con personas conocedoras de las costumbres que aclaren las obligaciones y responsabilidades de ambas partes tras la ceremonia. Solo de esa manera la relación podrá mantenerse fuerte y duradera”.

Las ofrendas incluyen un cerdo pequeño, un gallo, una jarra de vino y dos brazaletes de cobre que ambas partes conservan como recuerdo. No obstante, cuando la persona que desea sellar la vinculación atraviesa dificultades económicas, el ritual puede simplificarse: basta con invitar a las familias a compartir vino en presencia de testigos, sin necesidad de ofrendas costosas.

En el momento solemne, Ae Sen, en nombre del clan, declara: “La ceremonia de vinculación madre-hijo se ha llevado a cabo bajo el testimonio de ambas familias”. Entonces, el hijo adoptivo se levanta, recibe una copa de aguardiente y la ofrece a la mujer que lo acepta como hijo, en señal de respeto, antes de compartirla con los demás miembros de la familia.

Según la costumbre Ede, el hijo adoptivo adquiere derechos espirituales y materiales, mientras que la madre asume la responsabilidad de aconsejar, guiar, amar y cuidar. A su vez, el hijo debe mostrar respeto y atender a su madre o a sus hermanos.

Ami H’uoc, vecina de Tong Ju, resumió así la esencia del vínculo, al decir: “Cuando uno es aceptado como hijo adoptivo, considera a los padres adoptivos como a sus padres biológicos. Todas las alegrías, tristezas y dificultades de la vida se comparten entre ambas partes. Si los padres enferman, los hijos tienen la responsabilidad de cuidarlos; si surge algún problema en la familia, todos lo asumen y lo enfrentan juntos. Por eso, siempre hay representantes de los clanes como testigos, que establecen los pactos para llegar a un acuerdo común; eso es lo más importante”.

En esta tradición, el hijo adoptivo pasa a ser considerado miembro de sangre del linaje. De ahí la relevancia del maestro de ceremonias, encargado de garantizar el cumplimiento del pacto.

El humanismo en la ceremonia de padres e hijos del pueblo Ede - ảnh 2Ae Sen (con camisa de brocado), del barrio Ea Kao, provincia de Dak Lak, se encarga de papel de “maestro de ceremonia” en el ritual de vinculación madres-hijos. (Foto: H'Thi/VOV)

Al respecto, Ae Sen, agregó: “Si después de celebrar la ceremonia una de las partes no desea mantener el vínculo, la responsable deberá indemnizar el honor de la otra. Nuestro deber es explicar claramente las sanciones para que ambas partes lo comprendan. Si alguien viola el compromiso, deberá entregar un cerdo como penalización ante los testigos”.

La vinculación padres-hijos de la etnia Ede actúa como un lazo que cohesiona a la comunidad, estrecha los afectos y transforma a personas desconocidas en miembros de una misma familia. En la vida actual, aunque la ceremonia pueda simplificarse, su significado sagrado de afecto, responsabilidad y compromiso permanece intacto, como una expresión cultural que los Ede siguen protegiendo y valorando.

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