Cerca de 200 países miembros del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático firmado en 2015 deben consensuar durante dos semanas un “Libro de Normas” con el objetivo de que el calentamiento no pase de dos grados centígrados e incluso tratar de reducirlo a 1,5 grados. Sin embargo, este fenómeno evoluciona más rápidamente que la capacidad de respuesta de los seres humanos.

COP 24 es una escasa oportunidad  

La COP 24 es una de las últimas dos conferencias de este tipo en vísperas de la entrada en vigor del pacto antes mencionado en 2020. Sin embargo, durante los tres últimos años no se han registrado acciones concretas de las naciones signatarias para impedir las consecuencias del cambio climático y por el contrario, esa amenaza meteorológica sigue agravándose. El mundo ha vivido una serie de incendios forestales que provocaron grandes pérdidas humanas y el calor sofocante con una temperatura superior a 40 grados centígrados, acompañados de una persistente sequía en numerosos países que perjudica severamente la salud de los habitantes locales y la producción agrícola. Entretanto, terremotos, tsunamis y huracanes cada vez más fuertes han devastado diversas zonas del planeta.

La causa principal de dichos fenómenos reside en el calentamiento global incontrolable. Los organismos meteorológicos y ambientales de la ONU advirtieron incluso el incremento continuo de la temperatura de 3 o 5 grados centígrados en este siglo, lo que supera el umbral trazado de 1,5 a 2 grados mientras se prevé que hacia 2030 las emisiones de gases del efecto invernadero serán de 13 a 15 mil millones de toneladas por encima de lo fijado. En este sentido, el mundo tiene que triplicar o quintuplicar los esfuerzos para cumplir con efectividad el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático.

En tal escenario, la COP 24 en Polonia encara 2 tareas principales. La primera es aprobar un conjunto de normas para poner en práctica el pacto después de la retirada de Estados Unidos de este documento y la segunda, forjar compromisos políticos con planes de acción específicos para conseguir el objetivo común en 2020. De esta manera, la cita es una oportunidad de oro para unir las manos frente al cambio climático. Sin embargo, no resulta fácil alcanzar un consenso al respecto.

Tarea difícil

Representantes de todos los países miembros de la ONU asisten a la COP 24, lo que parecí asegurar los resultados positivos de la conferencia. No obstante, están ausentes numerosos altos líderes internacionales. Estados Unidos abandonó esta reunión el año pasado mientras el primer ministro de Francia, Edouard Philippe, un factor importante en el evento, canceló su viaje a Polonia para atender la situación provocada por manifestaciones en su país. La mayoría de las naciones europeas enviaron solo dirigentes ministeriales, aunque en la cita participan muchos presidentes de Estados africanos como Nigeria, Benín, Senegal, Botsuana y Congo.

En vísperas de la COP 24, el nuevo gobierno de Brasil refutó acoger la edición de 2019. El presidente brasileño, Jair Bolsonaro había adelantado durante la campaña electoral que seguiría a Estados Unidos en la retirada del Acuerdo de París debido a las diferencias en cuanto a la protección de la selva amazónica. Este hecho amenaza tener un efecto dominó entre algunos países emisores de dióxido de carbono y los exportadores de petróleo.

La división de la Unión Europea y los conflictos comerciales entre Estados Unidos y China afectan también las políticas contra el cambio climático. En especial, los compromisos de las potencias sobre la ayuda económica de 100 mil millones de dólares al año hasta 2020 para las subdesarrolladas y las en vías de desarrollo se limitarían hasta a 10 mil millones.