(VOVWORLD) - Se prevé que a principios de la semana entrante se lleve a cabo la próxima reunión entre el presidente estadounidense, Joe Biden, y congresistas demócratas y republicanos sobre la deuda pública en Washington. Será la segunda vez que ambas partes se reúnen en los últimos días para debatir soluciones destinadas a evitar el hecho de que la economía número uno del mundo pueda caer en una recesión más profunda, así como aliviar impactos negativos por esta situación en los mercados financieros globales.
El límite de deuda actual de la economía estadounidense ya alcanzó los 31,4 billones de dólares en enero, pero el Departamento del Tesoro tomó medidas extraordinarias para poder seguir financiando las actividades del Gobierno. Sin embargo, si el Congreso debe volver a elevar el techo, el Gobierno de Estados Unidos podría comenzar a quedarse sin dinero y dejar de pagar su deuda en el próximo mes.
El presidente estadounidense Joe Biden. (Foto: Getty Images) |
Un feroz enfrentamiento entre demócratas y republicanos
Según la ley del país norteamericano, el techo de la deuda pública o el límite de la deuda, es el monto legal de la cantidad de dinero que el gobierno puede pedir prestado. Cada vez que el volumen de la deuda del gobierno alcance el límite, se someterá a votación en el Congreso un aumento de la deuda pública, y esta medida debe obtener el apoyo tanto del Senado como de la Cámara de Representantes.
Durante las últimas siete décadas, el techo de la deuda se elevó 78 veces y este año también se está produciendo un feroz enfrentamiento entre demócratas y republicanos, que quieren utilizar el tema como una forma de fortalecer su posición política. Así, los republicanos exigieron modificar una serie de políticas a cambio de su apoyo a la propuesta de techo de deuda del gobierno de Biden.
La semana pasada la Cámara de Representantes, dominada por los republicanos, aprobó una propuesta para aumentar el límite de la deuda nacional. En paralelo con eso pidieron reducir el gasto en 1,47 billones de dólares el próximo año fiscal, cuando se despliegue el proyecto de Ley de Límites, Ahorros y Crecimiento, así como bajar a un 1% el límite del gasto del Gobierno cada año posterior.
El presidente Joe Biden y los demócratas se opusieron firmemente a la propuesta, argumentando que los recortes de gastos aprobados por la Cámara de Representantes podrían afectar los programas de bienestar promovidos por su gobierno, los planes de inversión en la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) y las inversiones en energía limpia.
Para evitar un posible impago de Estados Unidos, el presidente Joe Biden se reunió el pasado 9 de mayo con los principales líderes del Congreso, como el presidente republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy; el líder demócrata de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries; el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, y el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell. Sin embargo, estos contactos todavía no lograron los resultados esperados. El presidente Biden y los demócratas pidieron al Congreso que eleve el techo de la deuda sin condiciones. Mientras tanto, el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, dijo que su entidad no aprobará ningún acuerdo si el gobierno no recorta el gasto.
Según el plan, el 12 de mayo, el presidente Joe Biden continuaría reuniéndose con los líderes del Congreso bicameral en busca del aumento del techo de la deuda pública, pero la reunión se pospuso. En cambio, solamente tiene lugar una discusión entre el personal del Congreso y los funcionarios administrativos.
Recesión económica de Estados Unidos y su impacto en mercado global
Según los expertos, un incumplimiento "prolongado" de Estados Unidos provocaría una caída del Producto Interno Bruto (PIB) del 6 %, con la pérdida de decenas de miles de empresas y unos 8,3 millones de puestos de trabajo, mientras que en la bolsa podría “evaporarse” casi la mitad de su valor. Por un incumplimiento a corto plazo, la economía norteamericana perdería alrededor de medio millón de puestos de trabajo, y la tasa de desempleo aumentaría en 0,3 puntos porcentuales, mientras el PIB se reduciría en 0,6 puntos porcentuales.
Más allá de eso, dijeron, un incumplimiento acelerará el ritmo de recesión de la economía estadounidense, especialmente en el contexto del aumento consecutivo de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal (FED), lo que no sólo incrementó los costos de endeudamiento para los hogares y las empresas, sino también desaceleró los préstamos bancarios.
A nivel internacional, un incumplimiento podría debilitar gravemente el sistema financiero mundial, seriamente afectado después de la pandemia de covid-19 y por las recientes quiebras bancarias. Un impago más grave, incluso, provocaría una fuerte caída del dólar estadounidense, lo que derivaría en fluctuaciones caóticas en los tipos de cambio y dispararía los precios del petróleo y otras materias primas.
Una vez ocurra esto, el proceso también afectaría a los inversores y los países que sostienen bonos de largo plazo del gobierno de Estados Unidos, porque estos se depreciarían gravemente.
El presidente Joe Biden enfatizó que negociar para elevar el techo de la deuda es el tema más importante de su asistencia a la próxima Cumbre del Grupo de los Siete (G7), que se llevará a cabo en Japón. Tal afirmación muestra claramente la urgencia de desatar el problema de la deuda pública, tanto para Estados Unidos como para la economía global.