(VOVWORLD) - El 2018 terminó en Oriente Medio con muchos problemas sin resolverse aún. Los conflictos internos y las disputas entre potencias extranjeras por influencias hicieron a esta región ser un escenario desastroso y lleno de contradicciones y tensiones, difíciles de aplacarse en el año recién comenzado.
Un enfrentamiento entre palestinos y soldados israelíes en el norte de la Franja de Gaza el 19 de noviembre de 2018 (Foto: Xinhua/VNA) |
Aunque el 2018 presenció la derrota del yihadismo del Estado Islámico en Irak y Siria, sombrío fue el panorama de Medio Oriente.
Ambiente más candente
El prolongado conflicto entre Palestina e Israel empeoró cuando de repente Estados Unidos anunció considerar a Jerusalén como capital del país judío y trasladar su embajada a ese territorio sensible en las relaciones entre esas dos naciones de Oriente Medio. La decisión de Washington aumentó la indignación y la furia de los palestinos y cerró la puerta a las negociaciones sobre el futuro de la medida de dos estados que convivan en paz, apoyada por la comunidad internacional desde hace tiempo.
Otro hecho más triste se relacionó con el programa nuclear de Irán, cuyo expediente pareció cerrarse, ahora devino la causa de la reimposición de sanciones por parte de la Casa Blanca a esa república islámica. La política “América primero” del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llevó a los vínculos entre su país e Irán al nivel más bajo en una década. Este mandatario no solo demostró su fuerte determinación en el retiro de su país del histórico acuerdo alcanzado en 2015 por Teherán y el grupo P5+1, sino también arreció las penalizaciones contra el país persa. Mientras Washington consideraba a Irán una amenaza a sus intereses duraderos en Medio Oriente y un factor que corrompía la arquitectura establecida en esa región con el apoyo de Israel y Arabia Saudita, sus aliados cercanos, Teherán también mostró su persistencia y resistencia a las medidas punitivas cada vez más duras de Estados Unidos. Las acusaciones y declaraciones amenazantes cruzadas pusieron en peligro la seguridad en Oriente Medio.
Mientras, siguió espinoso el camino al restablecimiento de la paz en Siria. Aunque el Gobierno del presidente Bashar al-Assad logró avances en la lucha contra el autodeclarado califato e impuso sus principios en diferentes zonas del territorio nacional gracias al respaldo de Rusia e Irán, fue muy grande el número de bajas en el conflicto. Recientemente, organizaciones no gubernamentales de Siria y Turquía difundieron que unos siete mil civiles sirios murieron en 2018, cifra mucho más alta que la de 2017.
Yemen, otro país de la región, también enfrentó la peor crisis humanitaria en el mundo tras cuatro años de guerra civil, y el saldo fue decenas de miles de muertos y heridos en este conflicto y el éxodo de millones de personas. Unos 22 de los 25 millones de yemeníes viven en dependencia de las donaciones y la población se encuentra al borde de la hambruna calificada de la más terrible durante un siglo en el mundo. Sin embargo, hasta ahora se sigue buscando una medida capaz de poner fin a los conflictos, y el país se encuentra ante un futuro de incertidumbre.
En este contexto, la inseguridad, la inestabilidad política y el extremismo podrían desatarse en cualquier momento.
Año nuevo no promete muchos progresos
La situación de Oriente Medio en la actualidad sufre influencias de muchas fuerzas tanto dentro como fuera de la región, que devino un terreno de conflicto entre grandes países por defender sus intereses estratégicos. Aunque Siria conoce ciertos avances hacia la estabilidad, con el anuncio de Estados Unidos de retirar a sus tropas, esto no significa el abandono de Washington de sus intereses en la zona, sino el paso a una nueva estrategia: la de intervención selectiva. La injerencia de muchas partes con opuestos objetivos hace incierto el futuro político de Siria. Igualmente, la guerra en Yemen seguirá otra guerra intervencionista a pesar de las primeras esperanzas surgidas tras la ronda de diálogos patrocinados por la ONU en diciembre pasado. Las disputas por ganar influencias entre Arabia Saudita e Irán, con ejes de aliados detrás, no serán fáciles de resolverse en adelante.
Se puede decir que el panorama de Medio Oriente en 2018 se fundó en las contradicciones ruidosas y prolongadas sin salida a causa de los procesos de paz incumplidos. ¿Cómo será la situación de esta región en 2019? Esta sigue siendo una incógnita mientras las grandes potencias siguen preocupándose por sus propios intereses.