Una década del euro

El euro cumplió este primero de enero de 2012 una década de su introducción en la Unión Europea (UE). Muy contrario al entusiasmo de su puesta en circulación hace 10 años, la UE conmemoró este aniversario de su moneda común en un clima deprimente, donde impera la preocupación por la resistencia del euro ante las amenazas de la crisis del endeudamiento público.

En realidad, el euro comenzó a circular en el mercado financiero en 1999, sin embargo, sólo entró oficialmente en vigor el primero de enero de 2002 en 12 países de la UE. Hasta mediados de 2011, 14 mil 200 millones de billetes y 95 mil 600 millones de monedas por un valor de 870 mil millones de euros han circulado en 17 países de la eurozona con 332 millones de habitantes. Con el lanzamiento del euro, la UE proyectaba promover una fluida circulación monetaria en una Europa unida.

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El euro, símbolo de la integración europea, se ve amenazada
por la crisis de la deuda pública

Antes de la explosión de la crisis financiera en 2008, esta nueva moneda era considerada un logro satisfactorio de la UE. De hecho, el euro ha permitido a sus empresas ahorrar los costes de conversión para las transacciones bancarias entre divisas. También garantiza al consumidor un precio estable, aunque psicológicamente muchos de los ciudadanos de la eurozona culpan a esta moneda común del incremento de los precios. En cuanto a la inflación, se ha mantenido por debajo del 2%, una cifra de la que el Banco Central Europeo se siente "orgulloso", ya que en comparación con hace veinte años, la inflación alcanzaba cifras de dos dígitos. Sin dudas, el euro es una de las divisas más importantes en el mercado mundial y ofrece a la UE una posición considerable en los negocios internacionales. Además, es un símbolo tangible de la integración europea.

No obstante, en vísperas del décimo aniversario del euro, varios medios de prensa vaticinaron el colapso de esta moneda común y sus catastróficas consecuencias. 14 de los 20 expertos en economía entrevistados por la agencia cablegráfica Reuters a finales de noviembre pasado estimaron que el euro dejará de existir. A tal efecto, grandes grupos y corporaciones ya se preparan proyectos para estas circunstancias. En cuanto a los habitantes de la UE, les deprimen el aumento de los precios, el alto índice del paro, el recorte de prestaciones sociales y el bajo nivel de vida a causa de la extendida deuda pública en la zona euro. Pero por qué se produjo tal  drama? Existen varias razones, pero la primera radica en la misma ventaja que dio la UE al mantener una baja tasa de interés, un estímulo para que numerosos estados y habitantes pidieran préstamos muy superiores a su capacidad de liquidez.

Mientras tanto, la UE carece de una directriz política y de una instrucción fiscal común para sus países integrantes. Consecuencia de esto es que tras Grecia, Irlanda y Portugal debieron pedir el rescate de la comunidad internacional para liquidar sus deudas en la fecha tope. En el 2011, la crisis de la deuda pública se extendió a toda la eurozona cuando Italia y España se encontraban al borde del precipicio, mientras el mercado financiero de Francia estaba amenazado con perder la clasificación de triple A. Las calles de Europa se calentaron con manifestaciones y huelgas en protesta contra el desempleo y el recorte presupuestario. Este torbellino de crisis financiera derribó a los gobiernos de Yogos Papandréu de Grecia y Silvio Berlusconi de Italia. Con anterioridad, los primeros ministros Brian Cowen de Irlanda, José Luis Rodríguez Zapatero de España y José Sócrates de Portugal debieron despedirse. La crisis de la deuda pública también causó la división en el seno de la UE en torno al método para resolverla y la reconsideración del Tratado de Lisboa. La UE se vio obligada a convocar varias conferencias de alto nivel con la misión de salvar el euro, y desplegar nuevos proyectos de austeridad, sin lograr recuperar la confianza del mercado financiero y de la opinión pública mundial.

A 10 años de su nacimiento, el euro, emblema tangible de la integración de la Unión Europea en la vida cotidiana- se convierte hoy en símbolo del endeudamiento público y de la decadencia económica de la región.  Según un sondeo realizado en noviembre pasado por el Instituto IPSOS, un 45% de los franceses encuestados estimaron que el euro desfavorece el enfrentamiento a la crisis. Mientras el 85% de los alemanes entrevistados atribuyeron a la moneda común el encarecimiento de la vida. En tanto, según los resultados de una reciente encuesta realizada en España, el 70% de sus habitantes manifestaron su descontento por los pocos beneficios que les atrae el euro.

Nunca antes el destino de esta moneda común había sido tan frágil como ahora y la UE está pagando bien alto la lección sobre el control del déficit presupuestario.

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