Situada en medio de la cordillera de Hoang Lien Son, la aldea de Sin Suoi Ho, cerca de la frontera con China, goza de un clima fresco durante todo el año. Tiene una belleza primitiva y rústica. A pesar de que su nombre se registró en 2013 en el mapa turístico nacional, este lugar es muy popular entre los visitantes. Al llegar allí, quedan impresionados por la limpieza de los caminos que conducen a las viviendas de los pobladores. Frente a cada una de ellas hay un letrero de madera en el que se inscriben diversas informaciones destinadas a los vaccionistas. Para su descanso y comodidad, también hay las mesas y sillas de madera y piedra a ambos lados de la carretera.

Además, los aldeanos decoran sus hogares, cuidan sus jardines de frutas y orquídeas, así como mantienen sus casas tradicionales sobre pilotes para recibir a los turistas. Vang A Giang, un aldeano, explicó: “Al desarrollar el turismo comunitario, hemos demostrado la solidaridad y nos hemos apoyado mutuamente. Nos hemos dado cuenta del potencial de esta actividad y confiamos en que esta conquistará a los viajeros. Mientras, las autoridades nos otorgan ayudas financieras para impulsar este modelo”.

Además de aprovechar las ventajas climáticas y geográficas, los Mong presumen de su cultura étnica, incluidos los vestidos tradicionales, el arte del bordado y las canciones folclóricas para seducir a los excursionistas. Tran Thu Ha, una turista de Hanoi, compartió: “Entendemos que la vida de los lugareños aún enfrenta dificultades. Pero la población local está decidida a preservar su identidad para el desarrollo turístico respetuoso con la naturaleza. Sentimos su fuerte determinación en este ámbito. Aquí, disfrutamos de un clima fresco, una tranquilidad absoluta y unos paisajes pintorescos. Tenemos la intención de volver”.

Hace unos años, los habitantes de las 103 familias de Sin Suoi Ho vivían solo del maíz y el arroz. La tasa de pobreza era entonces más del 60%. Sin embargo, la fisonomía del pueblo ha cambiado completamente desde la llegada de los turistas. Además, las condiciones topográficas son favorables para las plantaciones de cardamomos y orquídeas. El año pasado, los aldeanos obtuvieron más de 2 mil millones de dongs (86.000 dólares) a través de la venta de orquídeas. Este año, se cultivan 24,000 macetas de esta flor.

Gracias a esto, ya no hay hambruna en la aldea, incluso un tercio de los hogares logra un nivel de vida bastante alto. En relación a esto, Cheo Quay Hoa, vicepresidente del Comité Popular Comunal, informó: “Actualmente, llamamos a los habitantes locales a proteger el bosque y sembrar las plantas de cardamomos y orquídeas. Ellos también son conscientes de la necesidad de preservar el medioambiente, en paralelo a desarrollar la economía familiar”.

Con su entorno natural, patrimonio cultural y platos tradicionales, los étnicos Mong se han esforzado para convertir la aldea de Sin Suoi Ho en un destino atractivo para los turistas.