Tradición centenaria de la aldea Phu Do

(VOVWORLD) - Con más de 400 años de existencia, los fideos de arroz (Bun) elaborados por los pobladores de la aldea de Phu Do, del distrito de Tu Liem son considerados una de las quintaesencias de Hanóii. Según los anales históricos, la primera persona que empezó a producirlos en este lugar del oficio fue Ho Nguyen Tho, quien vino de la provincia central de Thanh Hoa para transmitirles los secretos de la elaboración de este producto, ayudándoles a convertirla en un oficio profesional.
Tradición centenaria de la aldea Phu Do - ảnh 1 El molino para hacer harina

Al igual que el “Pho”, el “Bun” es un manjar típico muy popular y se puede encontrar en todas las calles del país, desde los puestos ambulantes hasta los restaurantes más lujosos. Se trata de un tipo de fideos blanditos muy básicos y se pueden mezclar junto con diferentes alimentos, tales como pescado, camarón, cangrejo, carne de res y de cerdo a la brasa, caracoles, pato o pollo, entre otros para hacer uno de los platos deliciosos de Vietnam. Sin embargo, para poder crearlos con una textura más suave y pegajosa, deben pasar por varias etapas con un proceso de producción meticuloso. Nghiem Van Thanh, un fabricante local, explicó lo siguiente: “La preparación de los fideos cuesta mucho trabajo, empezando por la selección de los granos de arroz que deben ser glutinosos y mezclados con 3 o 4 variedades y luego remojados en agua durante más de 4-5 horas antes de molerlos en harina. Entonces, comenzamos filtrándolos a través de una toalla y se va eliminando el agua para formar un bloque en polvo. Después de cocinarlo al vapor, se ponen en el mortero para machacarlos hasta conseguir la flexibilidad, suavidad y pegajosidad característica. Esta es una fase difícil. En el pasado, lo golpeábamos con las manos, lo cual requería mucho esfuerzo. Ahora usamos máquinas para reducir la carga de trabajo y aumentar la productividad. Antes sólo se podían procesar 25 kilos de arroz al día, ahora incluso hasta una tonelada”.

Dependiendo de las necesidades del cliente, los lugareños ofrecen diferentes tipos de fideos de arroz, como fibras enredadas, secas o húmedas, etc. Aparte de eso, elaboran los productos de vacío que pueden mantenerse durante una semana. Con las únicas formas decorativas de escama y estrella, estos alimentos se sirven en restaurantes, fiestas tradicionales o bodas. Nguyen Van Hoa, presidente del club de productores de fideos de Phu Do, dijo: “Nos enorgullecemos de nuestros productos conocidos como una especialidad de la tierra milenaria de Hanói. Estos son muy diferentes a otros tipos no sólo por su color más blanco, suavidad y fragancia, sino también por la calidad”.

Los productos de esta aldea son cada vez más populares en el mercado. Se estima que entre 10 y 15 mil toneladas de fideos de Phu Do se consumen diariamente, lo que representa cerca de la mitad del mercado de Hanoi. Además de promover la venta en los mercados y supermercados de la capital y de algunas localidades, los fabricantes de Phu Do pretenden exportar sus fideos secos al exterior. Mientras, muchos aldeanos van a trabajar a otras áreas enalteciendo la profesión tradicional de su pueblo. Al respecto, Nguyen Van Hoa, agregó: “Actualmente tenemos 200 fabricantes y 300 minoristas con una producción promedia de alrededor de 400 kilos e incluso una tonelada al día. Esta actividad nos permite mantener un empleo estable y lograr un ingreso confortable. Por eso, estamos interesados en educar a las nuevas generaciones sobre la importancia de preservar la profesión tradicional del pueblo. Con motivo del festival de la aldea o el Año Nuevo Lunar, nunca olvidamos ofrecer algunas bandejas de fideos de arroz en el altar del fundador del oficio”.

En Phu Do, los fabricantes de fideos de arroz se reúnen regularmente para ayudarse mutuamente y compartir experiencias para aumentar la productividad y la calidad, así como buscar la salida de sus productos. Recientemente, la marca de sus productos ya ha sido certificada por el Departamento de Propiedad Intelectual, lo cual facilitó a los lugareños continuar la tradición de sus antepasados al invertir en la compra de equipos para comercializar ese alimento.

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