(VOVworld) - “En Hanoi hay muchas cosas raras en comparación con el resto de mi país, sin embargo lo más extraño y singular son los vendedores ambulantes y sus anuncios. Compro sus  productos no por el gusto o necesidad, sino por acercarme más a ellos para escuchar sus voces publicitarias”. Estas fueron las palabras del joven laosiano Kham la, al realizar un viaje turístico a Vietnam.

Los anuncios de Thuy cada mañana, a las 5 y media en verano y a las 6 en invierno ya son familiares para los habitantes en las calles y callejuelas del distrito de Hai Ba Trung, en Hanoi. Con el sombrero cónico en la cabeza, el tapabocas y una cesta llena de alimentos ella va en su vieja bicicleta “Thong Nhat” a todos los rincones del distrito capitalino para vender. Generalmente se levanta a las 3 de la madrugada para  preparar las tortas de arroz. “Realizo este oficio desde hace 6 o 7 años con un ingreso modesto de 1,5 a 2 millones de dong al mes. Este es un trabajo duro, porque debo preparar los pasteles hasta tarde en la noche y levantarme temprano, sobre todo en el invierno. Por la mañana, cocino y vendo las tortas y después preparo materias primas y envuelvo pasteles. Sin embargo, me he acostumbrado al oficio y no descanso ni un día excepto cuando me enfermo.”

Mujeres campesinas ganan sustentos viendiendo flores en sus bicicletas 

La venta ambulante existe en Hanoi desde hace cientos de años. Anteriormente los vendedores llevaban comidas en soportes colgantes como caldo de fideo y concha, arroz cocinado a vapor y pan entre otros. Ahora, los medios de transporte son más modernos, y se emplea la bicicleta para comprar o despachar productos. En la capital vietnamita hay miles de vendedores ambulantes y los productos también son más abundantes como alimentos, esteras, ropas, chatarras y equipos electrónicos viejos. Ellos son principalmente trabajadores pobres de zonas suburbanas y provincias adyacentes de Hung Yen, Hai Duong, Ha Nam y Nam Dinh que llegaron a la ciudad para ganarse la vida.

Con su vieja bicicleta y una bocina instalada en el manubrio, Ta Van Hien en la provincia de Hai Duong deambula diariamente por las calles de Hanoi para  recopilar chatarras. El compartió: “Anteriormente anunciaba verbalmente, a veces con la garganta afectada y tenía que descansar varios días. Ahora, la radio y la bocina me ayudan a hacerlo. No pierdo mucha fuerza y la gente puede escuchar más claramente.”

Una mujer utiliza bocina para pregonar su venta de periódicos 

Para los hanoyenses, realizar la compraventa con los vendedores ambulantes es una cosa normal. Binh en el barrio de Bach Mai expresó: “Generalmente compro desayunos y les vendo chatarras y equipos electrónicos en desuso. La compra es muy favorable, porque ellos llegan hasta mi casa”.

Resuenan en las calles antiguas de Hanoi diversos avisos de los vendedores de ensaladas de carne de res seca, chicles, así como voces animadas de jóvenes en los puestos de karaoke.

Los avisos verbales, por radio o ruidos específicos de tijeras del vendedor de ensaladas de carne de res seca son características de Hanoi inexistentes en otro lugar del mundo. Numerosos hanoyenses que están lejos de la ciudad siempre recuerdan los anuncios y las cestas de productos ambulantes. Para los visitantes que llegan por primera vez a la capital vietnamita de civilización milenaria son recuerdos imborrables.