(VOVWORLD) - En medio del inmenso mar, la prisión de Con Dao, actualmente bajo la administración de Ciudad Ho Chi Minh, es mucho más que una simple reliquia histórica. Cada ladrillo y cada barra allí se ven impregnados del sudor, de la sangre derramada y las lágrimas de los héroes caídos por la independencia de la nación vietnamita.
 La zona de reliquias de la prisión de Con Dao guarda la memoria de un pasado doloroso pero heroico de Vietnam. (Foto: Luu Son/VOV) |
Construido en 1862, el enclave penitenciario comprende una serie de cárceles exclusivas para soldados revolucionarios como Phu Hai, Phu Son, Phu Tho y Phu Tuong, entre las cuales fue más notoria la denominada zona de jaulas de tigre.
Los presos en Con Dao eran expuestos a la intemperie, asperjados con cal y agua fría, privados de alimentos y sometidos a torturas. Pese a tal penuria, el ideal revolucionario seguía ardiendo y difundiéndose entre los combatientes. El sitio indeliberadamente se convirtió en un lugar de entrenamiento y forja de la indomable voluntad revolucionaria.
Le Anh Tuyet, presentadora en la Prisión de Con Dao, compartió emocionada: “Les debemos una explicación sobre el apodo ‘jaula de tigres’. Esa celda era nada distinta a un lugar de cautiverio de bestias. Allí se aplicaban formas de tortura para que los prisioneros sintieran la línea finísima entre la vida y la muerte, luego se les ofrecía un salvavidas y se les obligaba a escoger. Si querían sobrevivir debían abandonar su ideal, de lo contrario, morirían en la jaula. Muchos se atrevieron a consagrar su vida a la lealtad, pero mantenerse firmes entre las garras del enemigo mientras sobrevivían era una tarea infinitamente más ardua”.
 Las horrorosas "jaulas de tigres" en la prisión de Con Dao, donde se detenía y torturaba a presos políticos. (Foto: The Hung/VOV5) |
El recorrido por la jaula de tigres deja siempre una profunda nota de melancolía entre los visitantes. Phan Thi Vinh, originaria de la provincia de Nghe An, recordó: “He leído y visto documentales sobre el lugar, pero verlo con mis propios ojos es como si alguien me retorciera el corazón. Valoro más la independencia y la libertad, y agradezco más a los caídos aquí”.
Mientras, la veterana Vu Thi Tham compartió: “Admiro la indomabilidad y la bravura de los soldados encarcelados en Con Dao, quienes vencieron todas las adversidades para conservar su entereza política y voluntad de lucha por la independencia nacional”.
La prisión de Con Dao no solo conserva huellas de la barbarie del colonialismo y del imperialismo, sino que también encarna la indomabilidad de los comunistas. Cada barra de hierro es un testigo. Cada muro desgastado tiene algo que contar. La historia puede leerse en papel, pero solo quienes visiten ese lugar, conocido como el infierno terrenal, son capaces de absorberla.
“En la zona de jaulas de tigres había más o menos 500 prisioneros de todos los estamentos sociales y todas las edades, como ancianos, alumnos, estudiantes, monjes y mujeres. Fueron torturados con cal, agua fría, grilletes, y a golpes”, prosiguió Anh Tuyet con su presentación.
 Cada año miles de turistas nacionales y extranjeros visitan la prisión de Con Dao, construida por el gobierno colonial francés, que escogió esta ubicación por su lejanía del territorio continental y porque los presos no tenían escapatoria. (Foto: The Hung/VOV5) |
Para los jóvenes, el viaje a la prisión de Con Dao despierta sentimientos imposibles de nombrar. Las siguientes palabras de Anh Vu, una turista oriunda de Hanói, revelan la profunda conmoción que tuvo la experiencia en ella: “Al venir aquí, siento lo enormes que fueron los sacrificios de nuestros antepasados. Pese a las condiciones inhóspitas y a las torturas más crueles, perseveraron con una voluntad de lucha indomable y las llamas eternas de la Revolución, sin rendirse ni doblegarse. Los admiro desde el corazón”.
La prisión de Con Dao ha sido clasificada como Reliquia Nacional Especial no solo por su arquitectura, sino por las memorias que portan. Cada ladrillo y cada barra del enclave están impregnados del sudor y de la sangre de los férreos comunistas.
Desde allí, cada visitante se marcha con el firme compromiso de vivir a la altura de los sacrificios de sus generaciones antecesoras por la independencia y la libertad.