(VOVWORLD) - El 19 de agosto de 1945 quedó grabado en la historia de Vietnam como un hito glorioso que inauguró una nueva era de independencia y libertad. Ocho décadas después, la victoria de la Revolución de Agosto sigue siendo una fuente inagotable de inspiración y la fuerza motriz de los logros alcanzados por el país en su proceso de construcción y desarrollo. Ese triunfo se erige como pilar esencial que ha permitido a la nación avanzar con firmeza hacia una etapa de crecimiento vigoroso y prosperidad.
Con la Revolución de Agosto nació la República Democrática de Vietnam, primer Estado Democrático Popular del Sudeste Asiático. Desde ese momento, Vietnam se afirmó como nación soberana en el mapa mundial y dejó atrás el régimen colonial y semifeudal para transitar hacia un nuevo modelo social: el socialismo, con un Estado del pueblo, por y para el pueblo. Tras la reunificación, ese Estado adoptó su nombre actual: República Socialista de Vietnam.
La Revolución de Agosto abrió una nueva era en Vietnam. (Foto: VNA) |
Valor histórico y trascendencia de época
En agosto de 1945, bajo el liderazgo del Partido Comunista y del Presidente Ho Chi Minh, el pueblo vietnamita se levantó con decisión, derrocó el dominio colonial, fascista y feudal, y fundó un Estado Democrático Popular. Aquella victoria, una de las gestas más heroicas del pueblo vietnamita, posee un profundo significado histórico y de época para el siglo XX. Abrió una etapa inédita: la de un Vietnam independiente y soberano, donde el pueblo pasó de ser esclavo a dueño de su país y de su destino.
El jefe del Departamento de Propaganda, Educación y Movilización de Masas del Comité Central del Partido Comunista, Nguyen Trong Nghia, destacó: “La Revolución de Agosto dejó a la historia de Vietnam lecciones invaluables, fundamentales para la causa de construcción y defensa de la patria socialista. Entre ellas sobresalen el papel de liderazgo decisivo del Partido Comunista y del Presidente Ho Chi Minh, la capacidad de aprovechar con sabiduría los momentos históricos y de promover al máximo la gran unidad nacional”.
Este acontecimiento no solo reviste un valor incalculable para la trayectoria revolucionaria de Vietnam, sino que también marcó un hito en el movimiento mundial de liberación nacional en el siglo XX.
Así lo señaló el profesor asociado y doctor Bui Dinh Phong, docente senior de la Academia Nacional de Política Ho Chi Minh al decir: “La Revolución de Agosto encierra dos valores fundamentales: el nacional y el contemporáneo. En el plano nacional, con su triunfo y la proclamación de la independencia por el Presidente Ho Chi Minh, nació la República Democrática de Vietnam e inició una nueva era de independencia y libertad. Al mismo tiempo, esta victoria trascendió las fronteras: fue una conquista de las fuerzas progresistas frente a las reaccionarias, un aliento para los pueblos oprimidos del mundo”.
Desde entonces, la Revolución de Agosto se ha convertido en base sólida y guía para que el pueblo vietnamita, en toda circunstancia, mantenga su unidad, defienda la independencia, avance hacia el socialismo y logre con éxito la renovación, la construcción y el desarrollo nacional.
Continuar el legado histórico
Tras la era de independencia y libertad, el proceso de Doi Moi abrió una nueva etapa de renovación y progreso. En casi cuatro décadas desde 1986, Vietnam ha alcanzado avances notables: hoy figura entre las 40 mayores economías del mundo, se encuentra entre las 20 principales naciones en comercio global y ocupa el puesto 32 en el ranking de las 100 marcas nacionales más valiosas. De ser un país cercado y embargado, ha pasado a establecer relaciones diplomáticas con 194 Estados y vínculos comerciales con más de 230 economías, convirtiéndose en un amigo leal, socio confiable y miembro activo de la comunidad internacional.
En esta transformación histórica, Vietnam se prepara para entrar en una nueva era de desarrollo vigoroso. El país perfecciona su aparato estatal, consolida instituciones y afianza un sistema político sincrónico, compacto y eficaz, orientado a una administración moderna, cercana y al servicio del pueblo, donde todos los beneficios pertenecen al pueblo.
En este camino, la victoria de la Revolución de Agosto de 1945 sigue siendo un poderoso impulso para el desarrollo nacional.
Ceremonia de izamiento de la bandera nacional en la Plaza Ba Dinh. (Foto: Pham Kien/VNA) |
En este sentido, el profesor y doctor Pham Hong Tung, exdirector del Instituto de Estudios Vietnamitas y Ciencias del Desarrollo de la Universidad Nacional de Hanói, evaluó: “Ochenta años después, la Revolución de Agosto demuestra claramente su inmensa trascendencia histórica y su vigencia atemporal. Sus dos conquistas más emblemáticas: la independencia nacional y el establecimiento de un sistema democrático fundado en el Estado de Derecho, se han convertido en pilares políticos, espirituales y culturales que han sostenido el rumbo histórico de nuestra nación: desde las resistencias contra las fuerzas invasoras hasta el proceso de renovación y la integración plena en la comunidad internacional. Al entrar en una nueva era de desarrollo, estos fundamentos continúan siendo fuerza motriz esencial y fuente inagotable de inspiración para el crecimiento rápido, sostenible y equitativo del país”.
Desde 1945, la era de independencia y libertad abrió paso a nuevas etapas: la reunificación nacional, la paz y el desarrollo. Hoy, Vietnam se encuentra en un momento histórico donde convergen el pasado heroico, el presente dinámico y las aspiraciones del futuro, que orientan al país hacia una nueva era de prosperidad.